viernes, 3 de febrero de 2012

Cambio de actitud en Cr7

Cuando el Real Madrid fichó a Cristiano, ya sabía qué clase de jugador era. Un jugador muy atacante, con unas condiciones físicas envidiables, bastante individualista, con una calidad excelente en el regate que le permitía hacer cosas fuera de lo normal y mucho gol.

El Manchester United y la Premier le permitían hacer que su juego resaltara más. Todo más explosivo, velocidad y pegada fuerte que se convertían en golazos. Una afición entregada con el esfuerzo de uno de sus jugadores estrella que pocas veces criticaba el juego de los suyos. Es una cultura que no permite que los jugadores no salgan con ganas y peleen por la victoria. No importa si se falla una ocasión a puerta vacía, lo que importa es que hayas presionado y termines el partido extasiado.

Pero cuando llegó a España algunos aspectos cambiaron como es el caso de la afición. Aquí por muy fiel que sean los seguidores cuando las cosas van bien son los primeros que se enorgullecen y sacan pecho de sus jugadores, pero cuando las cosas van mal también critican quizás, de una manera excesiva. A diferencia de Inglaterra aquí se critica por la falta de esfuerzo y de calidad. Si un jugador corre, lucha y hace todo lo posible por lograr la victoria pero no logra convertir un gol cantado la bronca y las críticas se producirán multiplicadas por dos.

Al principio, a Ronaldo todo le salía a pedir de boca en lo que se refiere a méritos individuales. Cada partido que jugaba batía algún tipo de récord, superaba a alguien en goles, en asistencias...pero le faltaba la consecución de algún título. Premio que tardó en llegar y no fue hasta la Copa del Rey frente al Barcelona, cuando el delantero portugués logró llevarse un trofeo colectivo después de marcar un gol de cabeza en la prórroga.

Su juego siempre ha sido hacia delante, atacar, atacar y atacar. Con una posesión excesiva del balón, también llamada "chupón", provocaba en algunas ocasiones que no se lograran victorias. Su afán de ser él mismo quien se llenara de gloria hacía que los aficionados se empezaran a quejar tímidamente. El portugués sabía que tenía que cambiar su actitud para volver a llevarse esas ovaciones del Bernabéu. Y así ha empezado a hacerlo esta temporada.

Sus asistencias han aumentado considerablemente, convirtiéndose a principio de temporada en el máximo asistente del equipo por delante de jugadores com Ozil. Ahora aprovecha más que nunca la presión que sus contrarios ejercen sobre él habilitando a los demás delanteros. Sus esfuerzos defensivos son mayores, ya no se queda en fuera de juego tirado en el suelo protestando una jugada dejando a su equipo en inferioridad. Cuando intenta una jugada individual y pierde la pelota presiona hasta lograr incomodar al contrario y quitarle la posesión del balón. Aspecto que no ocurría en el antiguo Cristiano. Se ha dado cuenta, ya sea por cuenta propia o por petición del entrenador, que luchando y jugando como un equipo se logran más victorias y un mejor juego que realizando tantas individualidades. Es un jugador que no tiene que dejar de hacer esos regates y encarar al contrario, pero siempre sabiendo elegir el momento adecuado. Ahora logra que el equipo esté más equilibrado en defensa y que los hombres de medio campo no tengan que hacer tantas coberturas. Estando en posiciones más defensivas el equipo sale con más velocidad a la contra haciendo más daño a sus contrarios.

Antes creía que si no era de forma individual no iban a llegar sus goles, pero el nuevo Cristiano sabe que sólo apoyándose en sus compañeros el beneficio tanto como colectivo como individual va a ser mayor. Y así ha sido. Sus goles siguen subiendo al igual que sus asistencias y aplausos en el Bernabéu. La afición se siente más identificada con un jugador que lo da todo en el campo, que lucha y se entrega porque sienten que es lo que les ocurre en sus trabajos y vidas. Si no existe esfuerzo, los resultados no llegan. Con un "crack" los aficionados sienten que es un jugador excepcional, que están viendo algo fuera de lo normal, pero se queda ahí, como algo increíble. Mientras que de la otra manera, los aficionados se van recordando "cómo ha corrido tal jugador y cómo ha luchado, lo ha dado todo".

El nuevo Cristiano Ronaldo con 24 goles y 6 asistencias ha logrado entender la manera perfecta de combinar juego individual con el colectivo. Aunque todavía tiene aspectos que tiene que mejorar como el monopolio en los tiros de libre directo.

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